Ana R.Hita Artista plástico

Desde que tengo memoria, la pintura ha sido para mí un acto de descubrimiento: un lenguaje íntimo con el que intento comprender y traducir el mundo. Desde niña, he sentido una fascinación instintiva por buscar la luz: no sólo como fenómeno visual, sino como símbolo, como camino. Pintar ha sido siempre mi forma de buscarla, de atraparla, de comprender su alma en el contraste entre lo que revela y lo que oculta.
Caravaggio y Zurbarán me enseñaron que la luz puede ser una presencia dramática, casi espiritual. En sus sombras encontré una verdad que no necesita palabras. Sus obras no me mostraron sólo cómo mirar, sino cómo ver: cómo una pincelada puede contener el peso del silencio, la tensión de lo invisible, la belleza suspendida entre lo real y lo sagrado.
Con el tiempo, esa búsqueda se hizo más profunda. El realismo ,hiperrealismo, el arte abstracto llegaron como una necesidad: no sólo para representar con precisión, sino para explorar la intensidad de los detalles que a veces ignoramos. En cada rostro, en cada textura, hay un mundo que espera ser contado. Mi pintura es un intento de llegar a ese núcleo, de atrapar lo que la mirada rápida deja atrás.
Pintar, para mí, es seguir buscando esa luz original. La que estaba en mi infancia, en los grandes maestros, en la verdad de las cosas pequeñas. Y seguir, siempre, pintando como quien persigue un destello que lo cambia todo.